A la hora de decorar el baño, siempre ha existido un debate por encima de cualquier otro: mampara o cortina. Lo que antes era una rivalidad en igualdad de condiciones, el auge del interiorismo ha convertido en una batalla con claro ganador: la mampara. Tanto a nivel estético como a nivel de usabilidad, este elemento ha consolidado su presencia en los baños del siglo XXI por motivos más que evidentes. Si aún te estás planteando cómo poner el broche final a tu ducha o bañera, cuando leas esto no te quedará ninguna duda.
¿Por qué la mampara es un elemento a años luz de la cortina? En primer lugar, habría que hacer mención a una característica esencial, la virtud más imprescindible por encima de cualquier otra para un baño: la higiene. En este aspecto, las prestaciones que ofrece una mampara están muy por encima de las de cualquier tipo de cortina, que suelen acabar convirtiéndose en el principal foco de bacterias de una ducha. Incluso con una limpieza exhaustiva, siempre quedará algún germen danzando por tu bañera si sigues utilizando una cortina y no una mampara.
Pero no es solo cuestión de cuidar la higiene, sino también, y aunque parezca algo superfluo, de aparentarla. Y en este sentido, cualquier cortina húmeda, ya sea de tela o de plástico, ofrece una sensación mucho menos pulcra que una mampara.
La mampara, un elemento más completo más allá de la higiene
Otro de los factores que más se tienen en cuenta para comparar ambos productos es la versatilidad que ofrece cada uno. Lo que parecía una batalla ganada por la cortina, la evolución de las mamparas se ha encargado de igualar. Solo hace falta echar un vistazo a cualquier web experta en la materia (como por ejemplo, la de Europebath) para comprobar que hoy por hoy existen modelos de mampara adaptables a cualquier tipo de ducha o bañera, por conflictiva que sea la estructura del espacio en el que haya que instalarla.
Pero sin duda, en el terreno donde la mampara gana por goleada a su eterno rival es en la usabilidad. No hace falta ser un lince para saber cuál es el objetivo que comparten ambos elementos: hacer que el agua solo salpique en el interior de la ducha o bañera. No es necesario explicar nada para saber que cualquier tipo de mampara será mejor defensa contra las gotas que una cortina, ¿no?
Si además, eres un amante del interiorismo y sigues las últimas tendencias en decoración, sabrás sin ninguna duda que con una mampara, tu baño tendrá una imagen mucho más moderna que con cualquier cortina. Mientras un elemento rompe el espacio, el otro lo mejora dejando pasar la luz y dando una sensación de lugar diáfano que tanto gusta en la actualidad.
Higiene, versatilidad, usabilidad y estética, cuatro factores que hacen que el debate entre ambos elementos sea totalmente inexistente. Cualquier gusto es respetable, pero lo cierto es que la mampara está muy por encima de lo que es capaz de ofrecer la mejor de las cortinas.